El valor de la vida

Por que la palabra "PANDEMIA" simplemente ya me molesta, me pone de los nervios, me altera y eso... que no la he vivido al 100% en carne propia, no he tenido a alguien cercano infectado o fallecido, no he sufrido la necesidad de aislarme por estar asintomática o con el virus encima pero sí... me cambio la vida como seguro te la ha cambiado a ti. ¿Quién nos diría hace cuatro meses que la vida nos iba a cambiar tanto?. Que las cosas ya no serían como eran, que el trabajo virtual es posible y que podemos rendir igual o más, que las reuniones con amigas mediante una pantalla es igual de divertida -aunque menos cercana- desde cama y en pijama, con una rica copa de vino o pensar que ir a misa virtual y comulgar, es igual de valido en esta crisis que formarte a recibir el cuerpo y la sangre de Cristo... ¿Quién nos diría que un virus vendría a encerrarnos en nuestra más propia intimidad? Conocer gente por medio de grupos o actividades virtuales y que se volvieran parte de tu vida y en ocasiones... hasta amigos sin conocerse en persona o verse nunca la cara. ¿Quién o qué medico nos diría que nos podría dar más miedo ir a un hospital por lo que nos pueda dar ahí que por lo que nos puedan quitar...?

Definitivamente sería impensable, sería como ver una película del futuro o ese meme de los Supersónicos en el que Robotina es nuestra nana y tenemos clases de gym por medio de una pantalla mientras nuestros hijos o los pequeños de la casa toman clases de matemáticas o literatura por zoom... todo eso nos ha hecho replantearnos la idea de que es lo que realmente vale la pena, de la cercanía con el otro, de poder sentir el calor de alguien al momento de abrazarlo simplemente para darle las buenas noches, ese momento en el que llevar la cena a la cama y compartir un rato viendo una película abrazados hoy puede verse lejana. En casa, somos dos las personas que casi diario tenemos contacto con más gente por nuestros trabajos, eso claramente nos impide darnos el beso de buenos días o como a muchos nos ha tocado, vivir un cumpleaños, día de las madres o día del padre dándonos regalos y festejando chocando el codo, mientras los abrazos tienen que esperar para cuando las cosas estén más en calma; ahora es cuando se extraña ese erizarnos la piel por un susurro del "te quiero" de tu papá o del "buen día" acompañado de un beso antes de marchar al trabajo. Son esas pequeñas cosas las que han hecho que hoy, podamos decir más alto que nunca que el valor de la vida como ya lo sabíamos, pero no lo habíamos entendido está en las cosas más pequeñas e insignificantes. 

Porque nuestras actividades normales como ir al gimnasio, caminar por la calle, sentarnos en el parque, ir al club, pasar por una tienda de ropa y probarnos algo que no necesitamos pero nos podemos permitir por un simple antojo, comer en un restaurante, ver y abrazar a tu pareja... que el salir a tomar un poco el aire y todas esas cosas que ya dije, aun es riesgoso porque en su trayecto puedes cruzarte con vecinos, con gente del servicio y en México sí,  con la necesidad de salir a trabajar diario y perseguir un trozo de pan día con día, con mucha pobreza, pobreza que está al tanto de lo que pasa pero a veces no captan la gravedad de la situación así como al parecer... muchos de nosotros o de los que están leyendo esto tampoco. Cada quien es libre de vivirlo como quiera y de respetar o no las "normas que estipula cada gobierno" el problema aquí es que hoy es cuando además de pensar un poquito en ti mismo hay que pensar en el que tienes enfrente, entender que si tu no te cuidas no sólo tu estás en riesgo, sino esa persona que si se está cuidando pero te sirvió un café, te lavó el coche o te acompañó a comprar una blusa que en estes días... es innecesaria. Creo que aquí estamos tratando un tema que no trata ni entiende de jerarquías, de riqueza o de pobreza, de cultura o de educación, estamos ante un problema que entra en cualquier cuerpo sin ver los ceros que tiene tu cuenta o los diplomas que cuelgan en tu pared, pero el alcance a la información siempre será y estará para los más privilegiados, por eso somos nosotros los que debemos poner el ejemplo y no hacer caso omiso de lo que puede ayudar una mascarilla, un constante lavado de manos, un evitar reuniones, un pasar cumpleaños en la distancia, salir de "mini viaje" porque todo va a estar bien, el esperar a reunirte con tu tía que hace meses no ves... te aseguro que no eres el único y yo también tengo mucha gente que quiero ver y abrazar, empezando por los mismos que vivimos en casa.

Hace menos de un año publicaba uno de mis mejores y más sentidos posts en el que relataba lo que es vivir un verano en el pueblo, en ese pueblo que me vio crecer y vivir cosas inesperadas, veranos de fiesta y de alegría, esperando vivir uno más pero siempre diferente en mis 30 años... las cosas cambian y la vida nos da giros que nadie puede ni ha podido controlar y hoy nos toca vivir de lejos, viendo las verbenas canceladas y seguir en la distancia a esos amigos que sólo vemos en Agosto por redes sociales, por mensajes de WhatsApp y dejando que la familia que esperaba con las mismas ansias que tu o que yo estas fechas, espere un poco más ya sea unos meses o un año entero para el reencuentro.

 Las cosas no están mejor ni están más  tranquilas, y no, no estoy ni juzgando ni regañando, por que no soy quién y porque probablemente consciente o inconscientemente he caído o caeré en alguna de esas acciones, simplemente se trata de entrar en sentido y tratar que hacerlo con responsabilidad, con nuestra propia responsabilidad y entendimiento de la gravedad; volver a esta normalidad con el respeto que merece la enfermedad, el virus, la gente que ha perdido a seres queridos y la gente que está pasando un mal momento, porque mañana o en unas horas, puedes ser tú.

Cuídate, cuida a los tuyos y sobretodo, entiende y aprende... de el valor de la vida.


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